Aunque ya era muy conocida y valorada en España en la segunda mitad del siglo XIX, estando presente en el Real Jardín Botánico de Madrid en 1864,[1] la raza fue cayendo en un progresivo olvido, salvo en las áreas rurales. Sin embargo, a principios del siglo XXI se ha iniciado la labor de crianza y recuperación de la antigua raza por parte de criadores particulares.
Con frecuencia se le llama impropiamente gallina andaluza sureña, para diferenciarla de la conocida internacionalmente como gallina andaluza, la británica andalusian. Esto sucede incluso entre sus criadores.
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